Estimado Silencio:
Me dirijo a usted casi rompiendo su costumbre de no proferir sonido, dado que escucho el sonido de mi bolígrafo al escribir. Se que las siguientes palabras no son dignas de ser pronunciadas en su presencia, pero presiento que los ojos no hacen ruido al leer, ni quiebran el sosiego de las cuerdas vocales por demás inútiles para decir lo que quiero expresar.
Quiero disculparme primeramente, por usarlo con descaro cada vez que no tengo respuestas, y también por no invitarlo cuando debería quedarme callado. Se que podría escudarme en lo difícil que es decir algo cuando falta el aliento, pero lejos de justificarme, le aclaro soy solo un dibujo mas en este papel cuyos trazos aun no son claros... Estoy mucho mas cerca de un simple y pobre boceto, que de una obra siquiera apunto de empezar.
Permítame acusarlo sin morderme la lengua, de ser cómplice de la lluvia y de la melancolía, de la angustia y el ansia, de las lágrimas... pero le agradezco su presencia esporádica entre las notas de una canción, en una sonrisa en la distancia, en esos lapsos de miradas que duran segundos y podrían ser eternos.
Me atrevo a citar a Tito Plauto (escritor romano de la antigüedad): ¨Aquel que desconoce el silencio es acechado por los lobos¨... quién sabe si tendré el placer de realmente conocerlo o si le estoy enviando la carta a un desconocido... quién sabe la jauría que espera saltar sobre mi, o sobre cualquiera que desconozca. Son los pastos que se bambolean con el viento inconscientes cómplices de sus pies al pisar, cautelosos, atentos al mínimo descuido.
Me despido sin mas y le entrego mis palabras al viento, fiel amigo suyo, esperando infructuosamente una respuesta que seguramente en su presencia deberé buscar en mis adentros.
Atentamente: Solo un ser humano más.